• José Valtueña Gregorio

PEÑAS: MI PRIMER AMOR

Nunca lo podré olvidar. Será lo primero que lleve en mis manos ante el Señor cuando me llame a su presencia: Peñas de San Pedro, su gente, mis primeros pasos en el sacerdocio, la Virgen Milagrosa en lo alto.

Recordaré siempre este regalo que el Señor me ha hecho, del todo inmerecido, gratuito como su amor...

Llego a esta buena tierra cargado de ganas de trabajar, con algunos añitos a las espaldas , pero niño en el ministerio. Traigo el corazón brotando amores recientes, experiencias vividas con el que me ha llamado para darle a conocer a Él, a Él, que me ha salvado tantas veces, a Él,  que sigue buscando a quien salvar... CRISTO!!

Puedo decir con el salmista que "Me ha tocado un lote hermoso, me encanta mi heredad", pues he recibido una gran Parroquia : cuidada con esmero por tantos grandes pastores que me han precedido, entre los cuales quiero destacar al Beato Rigoberto. ¡Soy sucesor de un mártir! esto sí que es un regalo que no se puede merecer. Siento el alivio de pensar que en el cielo tenemos un fuerte intercesor ante Dios, pero es inevitable pensar también en si estoy dispuesto a seguirle en sus pasos... la palma del martirio que se puede recibir de tantas y tantas maneras...

Me ha puesto en la manos nuestro Obispo una Parroquia Vicenciana, en el que el espíritu de las hermanas de la Caridad y el de sus fundadores está muy presente. Cada rincón de la parroquia o de la casa parroquial nos lo narra y la presencia puntual de las religiosas lo vivifica.

Me han encargado una Parroquia mariana en un pueblo mariano, donde la titular es Ntra. Sra. de la Esperanza y la Virgen Milagrosa inmensamente querida por sus hijos peñeros . En sus calles resuenan rabiosamente actuales las voces de antaño tomadas por los "Auroros" de hoy, que imploran los favores de la Madre del cielo mientras la aman. Hermosa tradición: ¡que no decaiga!

He recibido una parroquia con un fuerte corazón cristológico, donde Jesús crucificado se convierte en el Cristo del Sahuco, que corre para seguir derramándose en gotas de rojo amor. Amor de verdad, Amor de Dios.

Me han dado una Parroquia  que se llena de  los colores  de los juegos de los niños y niñas, de los sonidos de sus ilusiones, del calor de la vida que empieza y que sueña en el futuro como si lo tocara ya con las propias manos. ¡Una parroquia donde los niños quieren ser monaguillos! 

Mi parroquia, la de Peñas, quiere a su cura sea quien sea, venga de donde venga. Quiere también a los que menos tienen, por eso tiene un corazón inmenso que se llama "Caritas".

Mi parroquia ama el arte, y cuida su gran patrimonio. Cada imagen, cada lienzo,   cada pieza del museo o de la Iglesia, son un susurro al alma de los peñeros y peñeras: estos son los mismos que han dado a luz su hermoso grupo de teatro. Catequistas en el escenario les digo yo...

Este primer amor mío, mi parroquia de Peñas , es alegre, por eso su coro alaba al Señor y canta sus maravillas, por eso lleva la alegría de Cristo resucitado a los enfermos a través de la pastoral de la salud, por eso acoge a los forasteros que vienen a visitarnos... 

No le impiden los siglos que arrastra, ser una parroquia joven: ¡Cómo disfruta la Virgen desde su camarín! ¡Y el Cristo desde el suyo!.  Los jóvenes A SUS PIES, los jóvenes SON SUS PIES. A sus pies para amarla. Son sus pies para "andarlo" "correrlo" "traerlo" "llevarlo".

Tiene esta parroquia más de cincuenta corazones jóvenes que cuidan de la colonia del Sahuco y de los niños y jóvenes que pasan por ella...

Tantas y tantas cosas que todavía no conozco...y  tú Dios mío, que no hay quién te entienda, depositas este tesoro en la vasija de barro resquebrajada que soy. No lo merezco...

No puedo terminar este primer escrito mío sin dar las gracias a José Joaquín mi predecesor, por lo fácil que me lo ha hecho todo, por su valentía, porque sé lo  que ama esta parroquia  y el dolor que le ha supuesto la partida. Gracias José Joaquín. Intentaré seguir tus pasos apostando por aquello que tú apostaste.