San Juan de Ávila, un Doctor para la nueva evangelización

San Juan de Ávila, un Doctor para la nueva evangelización

¿Qué tiene que decirnos hoy un santo nacido hace 500 años? ¿Por qué lo propone la Iglesia como referente ante los retos del siglo XXI? Los obispos españoles lanzaban en abril preguntas como éstas ante la proximidad de la declaración de san Juan de Ávila como doctor de la Iglesia. El día ha llegado. También desde hoy se celebra en Roma el Sínodo de los obispos sobre la nueva evangelización, pórtico del Año de la Fe que inaugurará el Papa este jueves, 50 aniversario del Concilio Vaticano II. El Concilio, ha explicado Benedicto XVI, se proponía renovar la fe de la Iglesia, la fe de cada creyente, para llevar a Dios a todos los ámbitos de la vida social. Ése es el propósito del Año de la Fe. No va a ser fácil. Particulamente en Europa, muchos han dado la espalda a Dios. Pero la situación no era más sencilla en el siglo XVI, en un contexto de grave crisis en la Iglesia y con el trauma de la ruptura protestante. San Juan de Ávila tuvo clara la respuesta: volver a Dios.

Hoy le recordamos como el maestro de santos que marcó a santa Teresa, a san Ignacio de Loyola o a san Juan de Dios. Pero tanto o más decisiva fue su labor de evangelizador del pueblo, con su insistencia en que la santidad es la vocación de todos, y no de unos pocos elegidos. Cinco siglos después, el Papa no se cansa de repetir lo mismo: que la Iglesia necesita santos, testigos de Cristo, no reformas externas. Y eso es justamente la nueva evangelización: un llamamiento a la conversión, a la santidad, que lleve a testimoniar ante el mundo la alegría de la fe