El nuevo párroco es D. José Valtueña

El nuevo párroco es D. José Valtueña

José Valtueña Gregorio y Fernando Zapata Sanz fueron ordenados diáconos por el Obispo de Albacete, D. Ciriaco Benavente Mateos, el sábado día 6 de julio, a las 11 de la mañana, en la Parroquia de San Blas de Villarrobledo. José Valtueña, de Albacete, llevaba una empresa de fiestas y recreativos que le iba bien. El día 22 de septiembre será ordenado sacerdote a las 17.30 tarde en la Catedral.

- ¿Ha merecido la pena todo lo que habéis dejado atrás por vuestra decisión de entrar en el Seminario?
Si, el negocio, la empresa, fue para mí la última intentona de la escapada –por decirlo así-, a esa llamada de ser sacerdote que yo también venía sintiendo desde hace mucho tiempo, y a la que había intentado dar respuesta perteneciendo a distintos colectivos y asociaciones como manera de entregarme en el servicio a los demás. Y la empresa funcionó y fue muy bien, pero ahí estaba el Señor que seguía dando la lata como yo digo y finalmente entré al Seminario. El Señor lo ha cambiado todo, me ha dado muchísimo más de lo que yo he podido dejar atrás o darle a Él y en este sentido, estoy completamente seguro y convencido de que si Él quiere y con su ayuda, seguiré adelante. 

 

- ¿Cómo tiene que ser el sacerdote hoy? ¿Para qué os ha llamado el Señor a esta vocación?
El sacerdote tiene que ser una persona muy cercana, en el proceso formativo lo he visto con claridad y creo que el Señor me está pidiendo eso también. Es decir, el sacerdote es una persona que está en la Iglesia cuando tiene que estar, evidentemente, y que hace sus momentos de oración, pero sobre todo está siempre disponible para los demás, también en la calle; somos pescadores de hombres y para eso estamos llamados. Entonces, no me veo yo muy encerrado en la parroquia o en un despacho, aunque estaré donde me mande el Obispo, pero yo considero que el sacerdote hoy en día debe ser un hombre entregado a los demás siempre, y mostrando un trasluz de la imagen de Jesucristo, que es Él que tiene que verse.

 

- Y vuestros familiares, amigos… ¿Cómo llevan esto de tener un hijo o un amigo que va para cura?
En mi familia, de mis hermanos hay algunos que están contentos y otros que preferirían que no lo hiciera y que hubiese tomado cualquier otra opción. Mi madre, por supuesto, encantadísima. Y con los amigos, me dicen: bueno pues si tú eres feliz, si a ti te gusta esto…  están contigo, se sorprenden pero te apoyan. La verdad que uno es feliz respondiendo Si a esta llamada.

 

- Si algún joven o no tan joven está pensando en ser sacerdote, ¿Qué le diríais?
Eso es, joven o mayor, que nosotros tampoco somos ya unos críos, de hecho, yo ya pinto canas. Yo lo que digo siempre es que hay que fiarse. Cuando uno siente la llamada tiene que dar pasos para acercarse al Señor. Quien ha sido llamado o quien se está planteando la vocación es porque realmente el Señor lo está llamando y hay que seguir el proceso para descubrir hasta dónde nos quiere llevar Él, pero lo importante es fiarse, esa fue mi experiencia. Yo durante muchos años, pensaba que quizás era posible, pero lo dejé, hasta que dije: Señor, me voy a fiar de ti, y a medida que yo me fiaba, Él me fue dando, dando, dando… es decir, que no lo cambio por ninguna otra cosa en el mundo y no encuentro el modo de ser más feliz.