La imagen

A la entrada del pequeño poblado se alza el Santuario del Cristo del Sahúco y en su altar mayor lo hace la venerada imagen. 

Es un Cristo de tres clavos, muerto, con la cabeza caída y ladeada hacia la derecha, ojos semicerrados, boca entreabierta, pómulos marcados, no demasiado sangriento y con la anatomía aceptablemente tratada. Tiene un rostro expresivo y se desprende de él serenidad. El paño de pureza está ceñido y presenta abundantes plegados pero poco marcados. No conocemos datos sobre su autor y por su iconografía podríamos considerarlo de finales del siglo XVI o de primer cuarto del XVII, lo que coincide con la extensión por España del culto al Cristo Crucificado. 

La talla se viste desde antiguo, con algunos de los elementos quizá desde los primeros tiempos. Su atuendo actual está formado por paño de pureza o faldellín, al que en Peñas denominamos “sudario”, cinturón y banda colgada en el brazo horizontal de la cruz, realmente éste es el sudario. Se cubre su cabeza con peluca de pelo natural y se le corona con espinas y nimbo crucífero. 

La cruz donde está clavada la imagen está formada por maderos planos, cepillados y bien pulimentados y con la finalidad de que la apariencia fuese más ornamentada se le completó tres remates en los extremos, cuatro ráfagas y la tarjeta del INRI. Estos elementos, todos de bronce dorado, se incorporaron en 1779. 

Una noticia de 1856 menciona que se platearon los remates y el INRI y que el lugar donde habían sido fabricados era el Hospicio de Madrid. Esta referencia nos hace dudar entre que pudieron haber desaparecido en los años de la desamortización y que luego se mandara labrar otro juego y entre que la alusión a la fabricación de los adornos se refiera únicamente a la labor de restauración de los antiguos. Hoy, los que porta la cruz son dorados.

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